Encontraste un pelo y SABÉS que no es tuyo


Momento de tensión si los hay. Te quedaste a dormir en la casa de tu chico y, por supuesto, intentás despertarte antes que él para poder ir corriendo al baño a lavarte los dientes y ponerte en condiciones.
Pero entrás y, mientras tu cabeza se queda colgada pensando en lo buena que estuvo la noche, te topás con algo que te llama la atención.
Hay un pelo en la pileta del baño. Viste como somos las minas. Lo ves pero no ves solamente el pelo, ves mucho más allá de eso. Mientras lo mirás estás analizando largo, color y textura. Y ahí empezás a hiperventilar, mientras te sube un calor horrible por el cuerpo. Se disparan una serie de preguntas:

- ¿Desde cuándo está ese pelo ahí?
- ¿Estaba ahí anoche? ¿Fui al baño anoche? (nota: tendría haber ido al baño anoche)
- Si es de otra persona, ¿Es tan idiota de dejar el pelo ahí?

Parás con las preguntas y automáticamente tratás de recordar las fotos del Facebook para ver si la tipología coincide con el pelo de su mamá o las hermanas. Por supuesto que el resultado es negativo y cualquier intento de calmarte ya es en vano, porque pasaste del calor a la angustia y de la angustia a algo muy parecido a la ira.

OK. No somos nada. No puedo hacerle un planteo. Si, está bien, pero anoche no parecía que no eramos nada. 
Escuchás ruidos del otro lado de la puerta y te queda poco tiempo para llegar a horario al trabajo. La decisión la tenés que tomar AHORA. O hablás y corrés el riego de inmolarte o salís del baño hecha una diosa, con la actitud de mina superada y manejás con madurez los últimos minutos que te quedan en su casa.

Pero cuando salís, él te dice: "¿Estás lista? Te llevo a la oficina". Y ahí estás en un problema, comienza un debate entre morirte de amor o recordar el reciente hecho traumático.

Situación. Los dos en el auto. Silencio. Cruzaste las piernas y los brazos, pero no sabés hasta cuando vas a poder tener la boca cerrada. Te pregunta qué te pasa y...otra vez ese calor en el cuerpo.

Si hablás la pudrís pero sabés que si no es ahora, en algún momento lo vas a tener que decir. Somos mujeres. La respuesta NADA a la pregunta QUÉ TE PASA deja todo en claro. Pero a vos no te alcanza. Necesitás hablar sobre ese pelo. Porque después de verlo en el baño, mientras agarrabas tus cosas, ya te parecía ver replicas por todos lados.

Se acabó. Lo digo. Es mejor saberlo ahora. Y mientras las palabras salen de tu boca y analizás su reacción, sabés que una vez más arruinaste las cosas.

"No vino nadie a casa. No sé de qué me hablás. Y la verdad, recién nos estamos conociendo y cada uno es libre de hacer lo que quiere".

OK, llegaste a la oficina y bajás del auto por inercia. 

Te encontrás sentada en tu escritorio y mientras la sesión tarda en iniciarse entendés que el pelo nunca fue el problema. El problema es darte cuenta de que él te gusta en serio, tanto como para esperar una respuesta distinta a esa.

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