Congreso de solas y... solas


Este sábado a la noche el living de casa se convirtió en la sede del 1° Congreso semanal de solas y solas. Puede que suene un poco chistoso, pero ahí estábamos, seis mujeres exponiendo sus presentaciones sobre las situaciones atroces vividas durante la semana. 

Entre pizzas, vino, cerveza y ron, empezó la ronda de historias que ya parece más un show de stand up bizarro que un encuentro de sábado a la noche entre amigas.

Arrancó la primera, exponiendo sobre un tema clave de actualidad: el egoísmo extremo en flacos separados con un menor a cargo. Resulta que el chico con el que sale le dijo que él así estaba cómodo y que no podía dar más de lo que le ofrecía. La historia es un poco larga para adentrarnos en profundidad, pero el debate concluyó en la poca empatía que tienen algunos sujetos que ya armaron y arruinaron su vida y pretenden que vos los tengas que aceptar así, con todas sus limitaciones. Me pregunto, y si agarrás tu egoísmo, das media vuelta y te buscás a alguien que quiera dar lo mismo que vos? Léase: migajas mugrientas?.

La segunda basó su presentación en otra cuestión importante: la comodidad y la falta de huevos del hombre posmoderno. Se parece a la del egoísmo, pero es todavía peor, porque sería un hombre egoísta, que además es cómodo y no tiene huevos. Así nos enfocamos en la segunda historia de la noche. La disertante número dos nos contó como el flaco en situación de separación con el que estaba saliendo, que decía estar enamorado de ella, al final se arrepintió, de un día para el otro. Parece que le daba cosita irse de la casa, o porque pensó que iba a ser más sencillo y se dio cuenta que no o porque bueno, lo pensó un poquito mejor y era mucho quilombo. Le habrá dado paja. No sabemos.

La tercera abordó un tema interesante, nos habló sobre la falta de códigos y el exceso de códigos, las dos caras de una misma moneda. Un flaco que desapareció en el verano y ahora vuelve al ruedo pero no se da cuenta de que mínimamente tiene que remarla un cachito para que ella le vuelva a dar bola y otro que, de tanto código se fue al carajo, confesándole que no podía salir con ella porque se sentía atraído por una de sus amigas (a la que -dejenme aclarar- no conoce ni nunca trató).

La cuarta eligió la temática de la discapacidad verbal-emocional en la actualidad y nos contó como el señor con el que sale hace unos meses tiene serias dificultades para poner en palabras lo que siente, aunque le asegura que quiere seguir en "algo" con ella, un algo que no sabemos muy bien qué sería.

La quinta era yo, que hacía la veces de Chairman y seguía tan caliente con mi última decepción amorosa que me dediqué a escuchar y tomar mi trago preferido, el único que jamás me desilusiona.

Para finalizar, la sexta, que era una invitada especial al Congreso, expuso su caso de éxito. Nos contó sus tres relaciones frustradas: la primera con un sorete, la segunda con otro de la misma especie -pero un poquitito peor- y la tercera con un discapacitado emocional, afectado seriamente por el abandono paterno. Y luego de debatir y reírnos un poco también, porque a la distancia las historias de los soretes suenan realmente divertidas, nos contó de su relación actual con Fernando, al que todas nos quedamos con ganas de abrazar.

Nos fuimos a dormir solas -obviamente- sin saber bien en qué posición ponernos para no sentir tanto espacio vacío en la cama, pero con esa sensación de esperanza que te dejan siempre las buenas historias, aunque haya sido una entre un millón de malas.

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